domingo, 30 de septiembre de 2007

Una de vampiros

Mi sábado empezó como cualquier otro: me levanté temprano y con un ligero dolor de cabeza, prueba de que la noche anterior hubo algo que festejar. Preparé un café y desperté telefónicamente a un par de amigos para ir a la UNAM y conquistar, golpe a golpe, la técnica downhill del surf sobre concreto. Se patinó, se bebieron bebidas refrescantes, se fumó un poco y se tuvo un pequeño pero aparatoso encuentro con el concreto: el sábado, en su infinita sabiduría, nos presentaba la sangre desde temprano preparándonos para lo que vendría después.

La tarde siguió con suave cotidianedad. Fue tal el letargo digestivo que estuve a punto de irme a dormir! No tenía nada de ganas de ir a reventar y la noche pintaba triste... pero luego de una bebida energizante, un par de cigarrillos y promesas de pachanga gratuita, un amigo me convenció de hacerle un paro: había que partir de nuestro amado sur y dirigirnos a una fiesta de su primaria. "Vamos", dijo mi camarada, "seguro agarramos algo! El que bese a la más fea gana". ¿Cómo podría rajarme a tan honorable apuesta?

La verdad es que el evento estuvo mucho mejor de lo esperado. El festejado armó una tocada de punk de garage en la que el emo se mostró a sus anchas: entremés de Green Day y My Chemical Romance, para plato fuerte un poco de Blink 182 y de postre un bajo fenómeno que entre rola y rola tocaba éxitos de Michael Jackson. La tertulia, además, exigía disfraces de rockstar ochentero! Se ofrecía, a cambio, mucho y muy buen ron. Mi cansancio había desaparecido totalmente.

Fue poco después de la media noche que el malévolo ente del que habla el título de esta entrada apareció: se llamaba Diana y su faceta humana era la de una corta y delgada mujer de unos 23 años. "Esa", decían los asistentes a tan comentado reventón, "era la chica más guapa en nuestra primaria". Mi cara de sorpresa reforzó el " ESA!? " que grité enseguida: los años no le habían sentado bien. Sin embargo uno de mis recién conocidos pareció recordar con nostalgia la belleza perdida de la tal Dianita y no reparó en invitarla a salir.

- Salir? Contigo? Pero si tienes una cara de patán que ni puedes con ella! Además seguro andas en drogas!
Neta que te pasa! No me ves en 10 años y lo primero que se te ocurre es decirme que si salimos? Estas mal!

El amigo huyó despavorido ante el terror de este encuentro! Poco sabía que entre las palabras de Diana se escondía un hechizo letal....

Nuestro protagonista se dirigió a la barra dispuesto a abrir una botella de tequila que ahuyentara los fantasmas del rechazo. Terrible decisión! La botella, hechizada, cobró vida entre sus manos para lacerar, con afiladas orillas, los dedos de su mano derecha!! Pequeños pero constantes chorros de sangre se derramaban hacia los pies de la víctima...

Me encontraba en la calle platicando con los ya intoxicados invitados cuando el herido se nos acercó. "chale me corte..." fue lo único que pudo decir mientras nos mostraba su mano. Fue en ese momento que mis primeras sospechas nacieron: Diana reapareció entre la multitud. Leasé con atención: REAPARECIÓ. No se acercó sigilosamente, ni evitó ser vista, simplemente reapreció para tomar la mano mermada entre las suyas y comenzar a chupar la herida más grande y sangrienta de todas! "Me encanta la sangre", alcanzó a decir la reina de los muertos vivientes mientras le daba un beso ensangrentado a su más nuevo seguidor. El amigo nunca pudo detenerla y se inició así un terrible y sangriento faje callejero

Mi amigo, sus inocentes compañeritos de la primaria y yo no pudimos más que alejarnos perplejos... la transformación había comenzado. Bienvenidos a Octubre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

dia sangriento... ojala este sabado no derrame las primeras gotas yo